COACHING ONCOLÓGICO: Una nueva perspectiva sobre el cáncer

“Si yo he podido superar un cáncer, tu también puedes”: este es el mantra que quiero transmitir en estas líneas desde la humilde perspectiva de una chica de 32 años que, hace casi 5, venció un pulso a vida o muerte contra un rival demasiado fuerte, demasiado agresivo. Un rival al que, todavía hoy, en pleno siglo XXI, a muchos todavía les cuesta nombrar: El cáncer. He sobrevivido a un cáncer, tras 2 años de quimios, radioterapia, hospitales, transfusiones, miedo e incertidumbre. A pesar de que los médicos me dieron muy mal pronóstico, desde el minuto uno tuve claro que quería vivir, y que iba a luchar por mi vida con todas mis fuerzas. El coaching es, básicamente, un proceso de cambio orientado a alcanzar un objetivo. Yo tenía claro cuál era mi objetivo: Vivir. No podía permitirme pagar los servicios de un coach que me asesorase y acompañase en la carrera de fondo cuya meta, lejana y aparentemente inalcanzable, era superar la enfermedad. Es probable que ningún coach hubiera aceptado orientarme para poder alcanzar mi tremendamente ambicioso objetivo: la supervivencia.




 Por eso, con ayuda de los médicos y de mi familia, aprendí a ser mi propio coach; me construí una coraza de motivación y positivismo, decidida y empeñada en superar la enfermedad. Porque, “si sales a ganar, tienes el 50% de posibilidades de conseguirlo”. La actitud es un factor fundamental a la hora de enfrentarse a un cáncer: aunque cueste (a un@s más que a otr@s), es imprescindible mantener una actitud positiva, resuelta, para afrontar los tratamientos y sus efectos secundarios. La caída del cabello, la debilidad, la fatiga física, la ansiedad, las náuseas y vómitos, la irritación de piel y mucosas, las infecciones debido a la bajada de defensas del sistema inmunológico, el dolor, la angustia, las estancias hospitalarias, las constantes analíticas de sangre y pruebas médicas de diversa índole… Todo se hace más llevadero con una sonrisa. No debemos olvidar que, el fin de todo ello es conservar nuestra vida, acabar con la enfermedad . ¿Acaso no merece la pena sacrificarse un poco para alcanzar ese valioso objetivo? Afronté cada etapa de la enfermedad como una nueva etapa de aprendizaje. Aprendí a valorar cada pequeño detalle, aprendí cosas que, sin pasar por esta experiencia, jamás habría aprendido (pese a los cientos de libros que he leído en mi vida y muchos años de Universidad). Y todo ello, gracias a los cambios que se produjeron en mis actitudes, en mi forma de afrontar la enfermedad. Sólo eché en falta una cosa: el conocer a alguien que hubiera superado un cáncer y que fuese mi mentor, mi guía, ante una enfermedad que hasta entonces desconocía totalmente. Decidí compartir mi aprendizaje en el ciberespacio, contar mis experiencias en un blog. A través de él llegaron a mi vida muchas personas que se encontraban perdidas, a la deriva, viviendo (o ellas o algún familiar) lo mismo que yo estaba viviendo. Es realmente motivador y muy gratificante poder ayudar a otros, aconsejarles desde tu humilde experiencia, tranquilizarles, transmitirles apoyo y cariño. Así fue como, sin saberlo, acuñé el término “coaching oncológico”: Tras 2 años de mi vida luchando contra un cáncer, hoy soy capaz de transmitir a otros lo que vivido y aprendido. He conseguido ser mi propio coach oncológico y, desde hoy mismo, si me necesitas, también puedo ser el tuyo…

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